Nuevos retos musicales

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Ahora que estamos cerca del fin de curso, es un buen momento para echar la vista atrás y darnos cuenta de todo lo que han mejorado nuestros peques… Y nuestros ya no tan peques. Año tras año, las profes vemos todo lo que nuestros alumnos avanzan y para nosotras es un orgullo comprobar cómo la música forma parte de sus vidas, ayudándoles a crecer como personas. Poder  participar de ese aprendizaje a lo largo del tiempo, superando los baches y disfrutando de los buenos momentos, es nuestro mejor regalo.

Algunos de nuestros alumnos, que empezaron con nosotras a los dos o tres añitos, hoy tienen ya entre nueve y once años y han empezado a asumir nuevos retos como el paso de nivel del primer al segundo libro del repertorio Suzuki. Pero….¿qué es eso del paso de nivel? Os lo contamos:

En Japón, de donde es original este método pedagógico musical, cuando los alumnos dominan todo el repertorio del primer libro y su profesor considera que están preparados, realizan una grabación de dos piezas de examen que envían a un tribunal de profesores de su instrumento. Ese grupo de profesores, después de ver los vídeos, entrega al alumno una ficha con posibles aspectos a mejorar y otros que le han parecido positivos de su interpretación musical y le otorgan el diploma correspondiente al Nivel 1.

Nosotras hemos querido hacer algo parecido con nuestros alumnos de Flauta Suzuki de Madrid y al terminar el primer libro nos entregan una grabación de nuestras dos piezas de examen: Bourrée de Haendel y Moon over the Ruined Castle de R. Taki. Después de ver la grabación y aportar posibles correcciones para animarles a esforzarse y sacar lo mejor de ellos mismos en el vídeo final, les otorgamos el diploma de Nivel 1 de Flauta Suzuki.

Uno de nuestros alumnos ya lo tiene y otros tres están preparándose para sus grabaciones. ¡Qué ilusión! Les deseamos mucha suerte y esperamos que pronto puedan compartirlo con sus compañeros más benjamines y sigan mejorando cada día, como hasta ahora. ¡Estamos muy orgullosas de vosotros!

“Mamá, ¡hoy tenemos concierto!”

Qué emocionados esperan nuestros pequeños alumnos los días de concierto. Y es que, desde el principio de su aprendizaje del instrumento, esta es una parte más de su vivencia musical.

En un primer momento, puede resultar extraño imaginarse a niños de tres años sobre el escenario, pero hay muchas razones por la que esto no sólo es posible, sino que es positivo y necesario en el proceso de aprendizaje:

Sienten que forman parte de un equipo en el que todos son importantes

Tanto si son capaces de tocar piezas difíciles como si apenas pueden tocar una nota con el instrumento, los niños sienten que forman parte del fenómeno musical. Los más pequeños se encuentran arropados por los mayores y los más avanzados utilizan todo su potencial para ayudar a los pequeños.

Disfrutan del escenario

Cuando los niños empiezan desde pequeños a dar conciertos en grupo, estar sobre el escenario se convierte en algo natural. Les va dando la confianza necesaria para en un futuro poder dar conciertos a solo y cada vez más largos. Aunque depende mucho de su personalidad, la mayoría de nuestros alumnos están deseando actuar y conciben el concierto como algo positivo y natural para ellos, recompensa a su esfuerzo y práctica del instrumento.

Entienden que lo más bonito de aprender música es poder compartirla

El aprendizaje de las clases colectivas tiene una guinda final perfecta en los conciertos, pues allí no sólo comparten la música con sus compañeros, sino también con el público, al que se la ofrecen juntos.

A partir del momento en que los alumnos pueden tocar alguna canción completa con todas las notas y la tienen bien interiorizada, también empiezan a dar conciertos individuales. Gracias a que hemos generado el hábito de subirse al escenario con el grupo y a haber visto a los más mayores dar sus conciertos a solo, este paso se da de manera natural. Es importante no forzar a los niños a hacerlo y por ello siempre les ofrecemos la posibilidad de tocar con ellos para que se sientan arropados por la profesora o sus padres.

Desarrollan responsabilidad y autonomía

Cada concierto supone un objetivo concreto que empezamos a preparar con tiempo e ilusión. Los niños se preparan tocando su pieza de concierto en clase para los compañeros, en casa para su familia, etc., practicando su intervención en lugares que les son muy familiares. Aprenden a ser los protagonistas por un día y disfrutar de ello.

Los conciertos son los momentos mágicos para los que todos los músicos se preparan. Son el fin último del trabajo, la recompensa al tiempo dedicado a cada pieza. Poder hacer partícipes a los niños de esa magia es enseñarles el verdadero motivo por el que la música es tan especial.

La motivación como motor para el aprendizaje

 

No es que yo sea muy inteligente, es que persevero más tiempo. Albert Einstein

¿Podríamos considerar entonces que éxito y perseverancia van de la mano? En el aprendizaje musical debemos ser constantes para lograr avanzar y sentir que vamos dando pasos hacia nuestro próximo objetivo.

El motor que nos ayuda a continuar esforzándonos en conseguir algo es la motivación. Es un motor que hay que alimentar constantemente para que no deje de funcionar y que nos va a permitir continuar progresando. En el aprendizaje instrumental de los pequeños este motor es importantísimo y somos los padres y profesores los que debemos contribuir a que esté presente en nuestras clases y durante el estudio en casa. 

La motivación es verdaderamente el secreto para ayudar a los niños a desarrollar su potencial al máximo. Os dejamos algunos consejos para fomentar la motivación en los peques:

Mostrar interés por el instrumento

Los niños captan la emoción  con la que hacemos algo y es nuestro interés lo que despierta el suyo. Si queremos que la música y el aprendizaje instrumental pasen a formar parte de sus vidas, debemos ser los primeros en transmitirles nuestra ilusión.

Transmitir confianza

Los niños necesitan saber que confiamos en su potencial. La seguridad que depositamos en ellos es fundamental para que sientan que pueden lograrlo.

Fijar metas alcanzables

Suzuki decía “objetivos pequeños para gente pequeña”. Si marcamos metas muy difíciles que no sean abarcables para ellos, se sentirán frustrados. Es por eso que debemos fijar pequeñas metas que nos permitirán alcanzar una meta mayor.

Reconocer el esfuerzo

Es importante alentar a los niños haciéndoles ver que valoramos el esfuerzo que han hecho y que esforzarse ya es un triunfo, incluso aunque no hayan conseguido lo que se proponían en un primer momento. 

Elogiar triunfos y aceptar errores

Es fundamental que celebremos los momentos de triunfo ya que son la recompensa al esfuerzo realizado, pero también es importante que aceptemos los errores que se han cometido en el camino. Los niños no deben tener miedo a equivocarse porque es lo natural en cualquier proceso de aprendizaje. ¡De los errores se aprende!

Mostrar apoyo especialmente en los momentos difíciles

 En ocasiones, puede haber un estancamiento o alguna dificultad que se hace más cuesta arriba de lo normal y genera que el niño pueda frustrarse. En esos momentos es cuando más apoyo necesitan y más debemos hacerles saber que confiamos en ellos y que lo conseguirán con un poco de esfuerzo. Empatizar con ellos y contarles situaciones en las que nos ocurrió algo parecido les ayuda a superar los baches.

Disfrutar

El fin último que perseguimos es que los niños se diviertan con la música, la compartan con otros compañeros que toquen junto a ellos y disfruten interpretándola en público. Divirtámonos con el viaje que supone aprender. ¡Divirtámonos con la música!

Cinco razones para aprender música con el método Suzuki

 

Hoy en día nos rodean múltiples metodologías educativas  y a menudo surgen dudas acerca de si serán adecuadas o qué nos ofrecen exactamente.

El método Suzuki surgió para la enseñanza de un instrumento musical, pensado para iniciarse desde una edad temprana y a través del cual se desarrolla al máximo el potencial de cada niño.

Os dejamos las que son, para nosotras, las cinco razones principales para iniciar a los niños en el aprendizaje instrumental a través del Método Suzuki:

1.Se adapta a cada niño

Se trata de una metodología personalizada, que se fundamenta sobre la idea de que el talento no es innato sino que se desarrolla. Debemos potenciar al máximo el talento de cada niño, teniendo en cuenta sus necesidades y respetando su ritmo de aprendizaje.

2. Forma parte del núcleo familiar

 Suzuki considera que somos producto de nuestro entorno, siendo el familiar el más inmediato y el que más influencia ejerce sobre los pequeños. En las clases Suzuki el padre o madre está presente, aprendiendo el instrumento junto al niño para luego poder ser el ayudante durante la práctica en casa.

3. Es un aprendizaje natural basado en la lengua materna

 Suzuki afirma que si todos los niños pueden aprender su lengua madre, también pueden aprender a tocar un instrumento si lo hacen de la misma manera. Esto significa que al igual que aprendemos primero a hablar y después a leer, con el instrumento ocurrirá lo mismo. En un inicio se enseña al niño a tocar a través de la escucha, imitación, repetición y memoria para posteriormente enseñarle a descifrar el lenguaje escrito de la música y que pueda leer partituras.

4. Fomenta el desarrollo social

 Los niños tienen una clase individual y otra colectiva cada semana. Esto implica que desde un inicio los niños comparten la música y el aprendizaje de su instrumento con otros alumnos. Esto es fundamental ya que no sólo es un punto de motivación importante, sino también un espacio en el que los alumnos aprenden a formar parte de un grupo, así como a compartir, respetar y colaborar.

5. Favorece el crecimiento personal

Suzuki habla constantemente de educar a los niños con amor y respeto. Para él la música será una futura herramienta muy valiosa si enseñamos a los niños a amarla y a crecer emocionalmente junto a ella desde un primer momento.

El objetivo de Suzuki no fue sólo enseñar música, sino a través de ella llegar a educar a la persona: “el carácter primero y después la música.” Su sueño fue que, a través de la música, pudiéramos crear un mundo mejor.

Si queréis ver cómo hacemos todo esto, podéis venir a conocernos y probar una clase sin compromiso en El Acebuche de Rivas  (Plaza Joan Miró, 6. Rivas-Vaciamadrid), reservando en info@littlemusicalsteps.com. ¡Os esperamos!