Aprende música jugando

Jugar es una de las actividades más importantes para los niños. Es su forma de aprender, de comunicarse, de relacionarse con el mundo que les rodea. No sólo es una herramienta que les va a permitir explorar sus posibilidades, sino que además es su mejor aliado para desarrollar la imaginación, la creatividad y para estimular sus sentidos y habilidades sociales. Podríamos decir que el juego es su principal lenguaje y la mejor actividad que podemos compartir con ellos para ayudarles en su desarrollo.

En nuestras clases, el juego está siempre presente. Tanto en las clases de bebés como en las de flauta travesera, los niños interiorizan diversos aspectos musicales a través del juego. De esta manera irán desarrollando de forma natural, aspectos tan importantes para su día a día como la cooperación o la psicomotricidad entre otros.

Os dejamos algunos ejemplos de juegos que os podéis encontrar si venís a nuestras clases con vuestros pequeños:

«Bailando con pañuelos»   

La audición es una de las partes más creativas y mágicas de nuestras clases.

Escuchar piezas de música clásica de forma activa nos ofrece miles de posibilidades y una de las que más gusta a los pequeños es el baile con pañuelos. Realizamos movimientos acordes a la música que suena, balanceándolos, lanzándolos por el aire o dejándolos caer lentamente en el suelo. Esto potencia la imaginación de los niños, la sensibilidad hacia la música y les encanta poder manipular los pañuelos y ver cómo se mueven a su alrededor creando un momento mágico lleno de colores.

«Cantando con deditos»

En nuestras clases cantamos constantemente. A los peques les encanta escuchar a sus papás y mamás cantar y eso fomenta su desarrollo del habla. Aprenden vocabulario, se hacen a la cadencia del lenguaje y  su oído se agudiza. Todo esto lo hacemos tanto en inglés como en castellano, de manera que se familiarizan con los dos idiomas de forma natural.

Cuando cantamos, aprovechamos para desarrollar también otras habilidades, como pueden ser las de la psicomotricidad fina. Cantamos convirtiendo nuestros dedos en gusanitos que suben y bajan siguiendo las frases musicales o se juntan los dedos de las dos manos dándose besitos con un ritmo que acompañe a la canción.

Si tu peque tiene entre seis meses y 3 años no dudes en probar una clase de Baby Music, y si tiene más de tres años, te animamos a que pruebes una clase de Flauta travesera de método Suzuki. Puedes preguntar por nuestros horarios de prueba disponibles en info@littlemusicalsteps.com ¿Te vienes a conocernos?

¿Cómo ayuda la música al desarrollo de la psicomotricidad?


El término psicomotricidad hace referencia al dominio del cuerpo. Si hablamos de acciones más generales que se realizan con todo el cuerpo, estamos ante la psicomotricidad gruesa. Cuando  hablamos de acciones más precisas con coordinación de las manos y la vista, nos encontramos ante la psicomotricidad fina.

En la clase de música trabajamos ambas, asociando el movimiento del cuerpo a la música y realizando movimientos cada vez más complejos de forma que los niños vayan adquiriendo destreza manual progresivamente (también importante en el futuro aprendizaje del instrumento)  y teniendo un mayor dominio sobre su cuerpo en todos los aspectos.

Psicomotricidad gruesa

 Es la más empleada en las clases de bebés en un principio, puesto que los primeros pasos que deben dar los pequeños en este ámbito estará relacionado con el control de su cuerpo a nivel más general. Se trabaja el movimiento de los brazos y las piernas, el equilibrio, la coordinación de las extremidades, etc. También se trabaja la manipulación de objetos como pañuelos, globos, pelotas, vasos de plástico, plumas y por supuesto la pequeña percusión.

Todo esto lo asociamos a patrones rítmicos, melodías, velocidad de la música o estructura de la misma. De esta manera, además de la psicomotricidad, trabajamos el desarrollo del oído . Los niños disfrutan asociando música a movimiento, aprendiendo sin darse cuenta a distinguir patrones y estructuras musicales mientras su destreza aumenta.

Psicomotricidad fina

Se refiere a todas las actividades o acciones que realizamos específicamente con las manos. Es fundamental en el desarrollo de las habilidades, por lo que es importante estimularla. En nuestras clases realizamos una gran cantidad de juegos de dedos. En una primera fase, cuando los bebés son muy pequeños, estos juegos de dedos los realiza el padre o madre para que el niño lo vea y quiera imitarlo. Es una primera etapa de la estimulación que le llevará a la fase siguiente en la que empezará a poder realizar esos movimientos por sí mismo. Poco a poco los niños serán capaces de ir independizando los dedos y de realizar movimientos más complejos, precisos y veloces, que se verán especialmente reforzados con las clases de instrumento.

Música y psicomotricidad conforman un tandem perfecto con la diversión como base, de forma que los niños aprenden disfrutando semana tras semana, reforzando los movimientos y destrezas que tan útiles les serán en su día a día.

La percusión, el momento estrella en las clases de bebés

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Sabemos que los niños desde bebés disfrutan con la pequeña percusión y es uno de los momentos estrella de nuestras clases de estimulación musical temprana. Maracas, tambores, xilófonos y cascabeles tienen mucho éxito entre nuestro joven público, ¡y es que no les faltan motivos para ello!  

Experimentación y psicomotricidad

Este tipo de percusión es una manera sencilla de producir sonidos con timbres diferentes. Tan solo moviendo sus brazos consiguen hacer sonar los instrumentos y escuchar los diferentes sonidos que producen. Esto estimula su deseo de experimentar con los objetos que les presentamos y de esta manera no sólo sienten la necesidad de descubrir por ellos mismos, sino que además estamos fomentando su desarrollo motriz y su coordinación. Poco a poco vemos cómo su destreza manual va aumentando y aprenden a manipular los instrumentos con mayor facilidad y controlando mejor sus movimientos.

Ritmo y disfrute

En todas nuestras clases empleamos estos instrumentos ya sea a través del descubrimiento libre o guiando a los pequeños siguiendo el pulso de una canción, realizando diversos patrones rítmicos o marcando la cadencia interna del lenguaje en un poema. Esto fomenta el desarrollo de su ritmo interno, creando una base fundamental en su aprendizaje musical.

Siempre se proporciona un instrumento al niño y otro al acompañante, puesto que el movimiento que realizan los pequeños con el instrumento debe de ser libre y no controlado por un adulto. Al principio nos parece que el niño no es capaz de reproducir nuestros ritmos, pero poco a poco llegarán a interpretarlos perfectamente. Es importante que respetemos su ritmo de aprendizaje y les permitamos disfrutar con el proceso y no sólo con el resultado.

Comunicación y escucha

Sería positivo que en casa tuviérais algún instrumento de percusión para ellos, siempre teniendo cuidado con los materiales de los que están fabricados y con las posibles piezas pequeñas como en el caso de los cascabeles, que deben de tocarlos siempre bajo vuestra supervisión. Esto es un complemento perfecto para las clases, en las que además crean música en conjunto, funcionando como un grupo que colabora para interpretar los ritmos a la vez, fomentando la escucha entre los niños y aprendiendo a compartir con los demás.

La percusión es una de las formas de música más primitivas de la civilización que contribuye a la comunicación no verbal y permite a los niños tener una vía más de expresión vinculada a la música… ¡Nos encanta!